Son épocas.
Llega entonces la primavera tardía.
Y apenas, apenitas me roza el sol, ya estallo a brillar. Aunque sólo yo lo note. Sólo yo lo brillo.
Llegó la época de estar limpia y de soltar los grilletes del viento.
Esta mañana tengo el color de las flores de humo en los ojos. Y el ruido a orilla y pasto me amansa.
Es época de decir a los amigos gracias, gracias, gracias hasta donde no hay más palabras.
Es época de soltar fríos y afinar cintura. De humo en la piel, reggae en el aire y pasto en el pelo.
Un día me curé de mitos y fantasmas. Una noche de estás alguien quiso apresarme a su sombra y yo sólo puse a brillar mis ojos. ¿Epidemias contagiosas los caprichos no?.
Dolina contaba lo que costó el amor de Laura y en penumbras me reconocía a cada paso. Mientras, él cantaba atormentado que esta noche cambiaré. Como si tal cosa fuera posible. Como si tal cosa hiciera falta.
Desabrazada ya de ausencias supe que a la sombra no me puedo quedar. Y así salgo, sin sombrero ni protector, a bailarle un cha cha cha a la vida.
Pasó el viento.
Empieza la risa.
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