24 ago 2012

Amar la vida

Hace un año a mi amiga, mi hermana de la vida, esa clase de amigo que se elige para siempre y con quien  se compartetodo  desde el jardín de infantes  le diagnosticaron cáncer de mama. Con metástasis en el hígado y la pelvis.Estaba embarazada de dos meses.
 En octubre empezó la quimio. Si, quimio y embarazo se puede. Ella sonreía. 
 En enero, después de varios meses de quimio,  la metástasis entró en remisión, desapareció del hígado, se regeneraron los huesos, el tumor de la mama se achicó también.
 El 1 de marzo nació Juan. Juan Manuel. Perfecto, sin un vestigio de nada. Pura vida. Ella sonreía.
No soy persona de fe, menos de milagros y santos. Creí en ella. La acompañé una por una a las 18 quimios que hizo desde  marzo hasta hace una semana. 
Y con su suero venenoso puesto, ella sonreía. El 4 de agosto bautizaron a Juan. Yo fui su madrina.
 Ella se morfa la vida, se le ríe a las estadísticas. 
Hace 10 días llegué a la casa y la encontré en un sillón. Inconsciente. 
Tomógrafo. Nuevo diagnóstico. Coma irreversible. "empiecen a despedirse, no se va a despertar" dijo el médico 24 hs después.
 A los 10 minutos, lo juro, sólo 10, Nati se despertó, se sentó en la cama y empezó hablar. Como si sólo hubiera dormido la siesta.Ella sonreía.
 Le dieron el alta y sigue su vida normal. Camina, come, habla, todo igual que vos y que yo. A la quimio le sumamos los rayos. Radiación total del cerebro. Y ella sigue morfando vida. Pero ya tiene sueño. Los rayos dicen.
Escribo esto  con una mano, con otra sostengo a Juan. Con los ojos releo y la relojeo mientras duerme.  Quiero contar esta historia, pero no puedo hablar. Mi alma  esta medio muerta. La vida la tiene toda ella. Y yo ni siquiera puedo llorar.