31 ene 2008

Vos sufrís

Vos sufrís y a mí se me estrujan las entrañas, o el alma no sé bien.
Ella se fue y te dejó revuelta la ropa y la vida. Ella dijo basta y es lógico. Y se llevó en su bolso el esqueleto recién muerto de lo que quedaba de tu risa. Claro que nada de eso era amor, ni proyecto. Lo sabés, lo sabemos. Ella se fue y se llevó nada y te dejó desnudo enfrentado a tu único miedo: La soledad. Te dejó enfrentado a vos mismo.
Y seguramente muchos dirán "al fin" al enterarse de esto. Y otros tantos dirán "que se joda". Y no me interesa un carajo si te lo mereces o no. Ella se fue y vos sufrís.
Y yo que me enteré hace días y te dejé solo. Para no agobiarte, para no enfrentarte. Para que no se me rompa el alma.
Y está noche, a mil metros de teléfono fui a buscarte. Te llamé por tu apellido como hago siempre que estoy nerviosa. Te dije que te estaba buscando. Te hice un chiste con la soledad. Me invitaste a todo tu duelo, me rogaste con planes que fuera con vos tu entierro. Yo apreté los dientes y saqué de ningún lado un te quiero. Ese que nunca te dije, ni el día que viniste con olor a jazmines.
Te quiero y quiero que no te duela. Que no se vaya. Que vuelva ella. Quiero que llores nada, que duermas todo, que no te ahogues en el fondo de la botella que tenés en la mano. Quiero pasar esto por vos, yo soy más fuerte, yo sé estar sola, yo quiero que no te duela. Quiero que se te pase pronto. Quiero que no te sorprenda la noche hurgueteándole los bolsillos para robarle un poco de calma. Quiero y no quiero.
No quiero que andes como zombi, loco o mudo por la vida. No quiero que te hagas duro, que te cierres, que se te muera la risa. No quiero que te transformes en autómata, humo o piedra. No quiero que se te partan los ojos de lágrimas, no quiero dormirme pensando que estas despierto, que te sentís solo, que tenés miedo de quedarte solo. No quiero que te enfrentes a la casa muerta, a la historia en la basura, a la herida abierta. No quiero. No sufras. Si fuera más ingenua o si no hubiera sido yo alguna vez como ella te diría que fueras a buscarla. Pero no tiene vuelta. Lo sabés. Lo sabemos.
Y venís a sufrir a mis manos y se me hacen carne mis propias lágrimas. Y me acuerdo de mi propia huída. De mí porpio hacerme autómata, humo, piedra. No quiero que seas eso. No quiero que te duela tanto. No quiero que tengas que levantarte sin ella mañana y ver la casa vacía y llena de nada.
¿Cuál de mis abrazos va a sanarte amigo? ¿Cuál de mis lágrimas va a abrirte paso? ¿Cuál de mis noches va a hacerte más fuerte? ¿Cuál de todos mis chistes va a devolverte la risa?
Y me importa un carajo que muchos se regocijen con lo que te duele, yo voy a quedarme cuidando la sombra en la que te estás transformando. Te voy a correr los piedrazos que quieras pegarte, te voy a acercar todas las botellas que quieras tomarte, te voy a sacar el ahogo un segundo antes de ahogarte. Vas a decirme tantas veces te quiero como si fuera un hada. Vamos a sentarnos a ver pasar la vida el timpo que haga falta. Voy a quedarme acá cerca amigo, voy a acompañarte hasta el fondo y si es necesario te voy a traer de vuelta a la rastra.
Y me importa un carajo lo que diga la gente, lo que digan las buenas costumbres y los malos amigos. Me importa un carajo que casi nos hayamos confundido, que me conozcas el cuerpo, conocerte los gemidos. Me importa un carajo. Vos sufrís y a mi se me estrujan las entrañas, o el alma no sé bien. Puro instinto.